miércoles, 26 de agosto de 2009

¿En el pedir esta el dar?

En el propósito de Dios esta establecido que el ser humano se acerque a Él y pida de acuerdo a su necesidad, y le será hecho de acuerdo a su fe. Y a través de la Biblia (la Palabra escrita de Dios), podemos ver como nuestro Eterno Dios nos anima a acercarnos a Él y que pidamos con fe.

Ya vimos en el número anterior de este boletín acerca de pedir con fe, para que no seamos inconstantes en nuestro caminar. Entonces acerquémonos a Dios y pidamos con fe, en el nombre Todopoderoso de nuestro Señor Jesucristo, de acuerdo a su Plan.

Pero que pasa cuando queremos que alguien más haga o nos otorgue lo que le estamos pidiendo. Es decir, si alguna sensible esposa quiere que su amado esposo le trate con mucho romanticismo y atenciones, pero resulta que su compañero de milicia es mas duro que una piedra y con dificultad puede extraer de él un: “buenos días”, y a veces ni eso. La mujer se sentirá desesperada y buscara una y otra forma de poder sacar alguna expresión afectiva y cariñosa de de su esposo y en la gran mayoría de las veces sin ningún buen resultado. Será que el esposo de verdad es una piedra volcánica dura como el metal, que no se podrá extraer de él nada de lo que ella espera. Se que no solo se trata de los hombres. En ocasiones ellos también luchan por tratar de extraer a la bella princesa con la que se casarón, de la afligida “cenicienta” que vive en casa; en algunos extraños casos, cuando la mujer se ha casado, deja de arreglarse para verse bien y digo esto con mucho respeto, sabiendo que las mujeres son bellas por naturaleza, pero en ocasiones hay que ayudar a la naturaleza.

No siempre es el caso donde el dialogo entre personas se vuelve agradable y bajo las razones del entendimiento humano, donde las cosas se resuelven a través de una generosa conversación; por lo general las platicas terminan en discusiones donde cada quien defiende su postura y busca ganar una charla donde básicamente ambos saldrán perdiendo, solo que se nos olvida y vivimos con conflictos y sin buenos resultados en nuestras conversaciones.

Y más aún cuando se trata de pedir algo a alguien. Es aquí cuando se vuelve un conflicto el pedir. Esto me ha hecho pensar que como somos educados al respecto, que se nos enseño cuando éramos niños acerca de pedir.

A través de los años y sobre todo en el servicio a Dios he podido ver, como somos muy raros los seres humanos para pedir las cosas, pero esta característica se remonta hasta nuestra infancia donde fuimos enseñados acerca de pedir. Es en la primera etapa de nuestras vidas donde aprendemos la gran mayoría de nuestros hábitos y costumbres, que posteriormente se reflejaran en nuestro comportamiento. Y el pedir también esta sembrado en nosotros desde pequeños.

Bueno sería que se nos enseñase la mejor manera para pedir las cosas, pero nos siempre es así, recordemos un poco…

Cuando un bebe ha llegado a este mundo tiene que encontrarse con un nuevo orden natural, mientras estuvo en el vientre de su madre, no tenia que pedir alimento, pues su organismo recibía lo que necesitaba, en ningún momento sintió hambre en su cuerpo, esa necesidad ya estaba suplida sin que fuera necesario que el bebe pidiera de comer. Y de su protección, no pensaba en los peligros que pudiera correr, él estaba seguro y en un ambiente muy agradable, a la temperatura correcta sin corrientes de frío o abrumador calor. Pero cuando nace, tiene que empezar a pedir lo que necesita y ahí empieza la formación acerca de pedir.

Cuando nació nuestro primer hijo, a mi esposa Cecilia y a mi nos costo un poco de tiempo conocer a nuestro bebe, yo me quede sorprendido como mi esposa podía identificar el llanto del pequeño David y saber que es lo que necesitaba, aprendimos a responder a su llamado (o mejor dicho su llanto) de manera que no lo hacíamos esperar mucho tiempo. Fuese hambre, frío o porque necesitara un cambio de pañal, mi esposa o yo respondíamos a su petición, sin hacerlo esperar mucho. Pero en una ocasión un conocido nuestro al ver que corríamos a responder al llanto de nuestro hijo nos sugirió que deberíamos dejarlo llorar un poco y no correr a ver que le había pasado, que eso ayudaría a hacer el carácter el niño mas fuerte e incluso desarrollaría sus pulmones. Perecía un buen consejo, y algo razonable, creo que es de ahí de donde sale la frase: “A un niño no le des todo lo que pida”; pero considero que lo más correcto es enseñarle a un niño a pedir. Por supuesto que no seguimos el consejo que nos dieron en aquel entonces, pues nuestro pequeño hijo no sabía hablar en aquel tiempo y su única forma de pedir era a través del llanto, sería como decirle al pequeño: “deja de pedir, porque no te voy a dar nada hasta que forjes tu carácter y aprendas a pedir con palabras y no con llanto.

No le parece irónico, muchas veces nosotros pedimos sin saber pedir, pero cuando nos han pedido algo a nosotros queremos que nos pidan las cosas de la mejor manera, y hasta exigimos que lo pidan “por favor”.

Creo que nuestra capacidad de pedir, esta medida por nuestra capacidad de dar. Cuando hemos sido enseñados a no pedir, porque sencillamente no se nos quiere dar nada, entonces será muy difícil que podamos pedir con libertad, y mucho menos podremos dar con libertad.

Somos el reflejo de nuestra formación, por eso el Apóstol Pablo dijo: “No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios cambie su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él” Romanos 12:2. (Versión PDT). Es necesario cambiar lo que no esta produciendo nada bueno en nosotros, es mejor tomar la cultura del Reino de Dios, para que podamos disfrutar de la plenitud del Reino.

¿Cómo pues sabremos pedir como conviene?

La palabra de Dios nos enseña al respecto, es necesario aprender a pedir para poder recibir lo que pedimos, cuando se trata de pedirle a Dios, es mejor contar con la ayuda de Espíritu Santo y hacer nuestra oración mas efectiva, de manera que no dudemos de recibir lo que hemos levantado a Dios en oración:


“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” Romanos 8:26-27.


Para un hijo de Dios, para un cristiano que ha buscado en oración a Dios y ha recibido respuesta de Él, sabe y conoce que es por medio del Espíritu Santo que podemos pedir a Dios, de manera que nuestra oración sea con respuesta. Nos volvemos como pequeños bebes que solo lloran delante su padres para recibir, y estos conocen su necesidad antes de que esta llegue y la suplen. Así sucede con nuestro poderoso Dios. Pero ese ya no es un problema para quienes nos acercamos a Dios en oración por medio de la gracia que Dios mismo ha derramado por nosotros en nuestro Señor Jesucristo. Ahora podemos venir confiadamente ante Él y presentar nuestras peticiones creyendo que recibiremos, y entonces es hecho por nuestro Dios.

Pero ahora quiero mencionar con respecto a otras personas. ¿Cómo podríamos pedir a otros lo que esperamos de ellos y recibirlo? No cabe duda que la Biblia es el mejor libro de enseñanzas respecto al modo de vida, y la mejor manera de llevarla.

Existe un pasaje que a mi me ha gustado muchísimo con respecto al modo de pedir a las personas lo que esperamos de ellas.

Es conocida la historia de Esther, y lo sucedido en su tiempo, pero me gustaría hacer una breve reseña acerca de lo acontecido para quienes no conocen esta fabulosa historia (perdone que omita detalles, pero el espacio así lo requiere, pero usted puede leer la historia completa en la Biblia). Veamos entonces: “Ester fue una judía de la tribu de Benjamín. Huérfana, fue adoptada y criada por su primo Mardoqueo. Por su gran belleza y elegancia fue elegida reina por Asuero, después que desecho ala reina Bastí por no haber obedecido su mandato de asistir aun banquete que estaba ofreciendo delante de sus gobernantes. Cuando peligró la vida de sus conciudadanos mediante la matanza que Amán tra­maba, Ester fue advertida de este suceso y comprometida para hacer lago a favor de su pueblo y entonces arriesgó la vida tratando de modificar el edicto del rey Asuero. Y de una manera muy singular y valiente la bella reina Ester consiguió atraer la atención del rey para ser escuchada, sabiendo Ester que en el intento podría perder su vida:


“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca” (Ester 4:16);


ella y el pueblo hebreo tomaron un tiempo de ayuno y oración para que Dios le diese gracia para poder hacer su solicitud y para que fuese escuchada. La va­lentía y el encanto personal de Ester hicieron que Asuero aña­diera al decreto de Amán el permiso de que los judíos se defen­dieran. La victoria de los judíos se conmemora mediante la fiesta de Purim (Ester 9:17-10:3).

Algo que a mi parecer es determinante para que la historia registre el cambio en el edicto del rey y el pueblo de Israel salga vencedor en esta lucha desigual, no es la belleza de Ester, si no dos cosas en particular:

1.- Oración y ayuno.


Sin lugar a dudas, la oración y el ayuno son dos instrumentos que derriban fortalezas y fortalecen nuestra fe. El poner a Dios en primer lugar, determinara en gran manera el cause de nuestras peticiones a las personas. Cuando quieres un aumento de sueldo en la empresa en la que trabajas, antes de venir con tu jefe y solicitarle este aumento, es mejor que vengas a Dios en oración y ayuno a favor de tu petición. La palabra nos dice que Dios es galardonador de los que le buscan, y buscarlo a Él en primer lugar determinara tu confianza para saber que dependes del Eterno Dios para recibir lo que esta en tu corazón pedir.

Muchos matrimonios hoy tienen severos conflictos en su relación por la manera en que se piden las cosas uno a otro, creemos y nos sentimos con el derecho de exigir (ya no de pedir) a nuestra pareja lo que nosotros queremos; pero en ningún momento le pedimos a Dios que nos ayude a amar y respetar a nuestra esposa o esposo, y que lo que le pidamos antes ya se lo habíamos pedido a Dios.

Ester no confió en su posición de Reina, y mucho menos en la belleza que había cautivado al rey, primero puso su confianza en Dios, y a través del ayuno y la oración acepto la voluntad de Dios, pues se atrevió a decir: “si perezco, que perezca”.

2.- Sabiduría y una Actitud correcta.


En segundo lugar, Ester no se presento delante de él exigiendo un cambio en el rey. No se aprovecho de su posición de reina, ni de su belleza para convencer a Asuero de cambiar su edicto, promovido por Amán.

Ella utilizo la sabiduría de Dios, busco el modo de poder hablar con el rey y conseguir lo que quería. Solo tenía una oportunidad, la que Dios le diera para cambiar el curso de la historia de su pueblo.


“Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento. Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará. Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey. Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso. Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida. Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi demanda es esta: Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado. (Ester 5:1-8)

Antes de Ester estuvo Bastí, y por supuesto que en el Plan de Dios estaba que esta joven hebrea pudiera llegar a un lugar dentro del palacio de Asuero para poder hacer su petición. Pero debe darse cuenta que la bella Ester adquirió sabiduría para poder dirigirse al rey, sabia que no podía presentarse y exigir su derecho de reina y pedir que se hiciera como ella quería (Bastí había sido desechada por eso), ella no podía venir y exigir algo que al parecer era su derecho.

Ester busco primero el favor de Dios (por medio del ayuno y la oración) y después se acerco al rey Asuero cuando no le era permitido, el tiempo estaba corriendo y era necesario detener el edicto de muerte contra los hebreos. Cuando se acerca al trono del rey, Dios le da gracia y ella recibe un llamado del rey para acercarse (le extendió su cetro), muchos hubiésemos aprovechado esa oportunidad para decirle al rey todo lo que estaba pasando, y decirle que se había equivocado y que ahora iba a cometer una injusticia. Quizás esa era la oportunidad de decirle lo malvado que era Amán y de cómo había sido engañado por su consejero, pero la sabiduría de Dios estaba sobre Ester, no era el momento, el rey Asuero estaba delante de sus dirigentes y generales del ejercito, si ella acusaba a Amán de su maldad, el rey hubiera quedado como un tonto y un pésimo líder, que comete errores y que no sabe tomar decisiones. Por supuesto que no era el momento para hacer su petición, así que lo que decide Ester es invitarlo a un banquete en su honor. Que difícil es para muchos de nosotros darle honor a quien merece ser honrado, muchas veces nos pasamos criticando y juzgando a los demás, a nuestros esposos o esposas por los errores o decisiones que toman, y es mas sencillo criticarlos, e incluso acusarlos delante de los hijos o de la familia. Esto provoca que no sean escuchadas nuestras peticiones, puesto que hemos avergonzado a quine quisimos corregir. Imagine que hubiera hecho Asuero si Ester se queja del edicto real y acusa a Amán ahí delante de todos los que estaban escuchando, sencillo le hubiera pasado lo que ha Bastí, y el plan y la petición no hubiesen sido escuchadas.

En muchas ocasiones, actuamos sin pensar en que actitud tenemos delante de quien nos va a escuchar. Cada petición debe de ser sazonada con amor y respeto, dando honor a quien debe recibirlo.


En estos tiempos donde el hombre esta perdiendo su identidad de género, y su habilidad para dirigir y gobernar de acuerdo al Plan de Dios, esta serie de doce tomos esta trayendo fortaleza y fe, para alcanzar el propósito de Dios en la vida del hombre.

Porque ser hombre no es cuestión de sexo, ser del sexo masculino no determina tu capacidad de ser hombre, ser hombre tiene que ver con tu decisión de serlo. Dios te hizo hombre para que vivas en la plenitud de tu hombría.

Fue entonces hasta este segundo banquete que hizo su petición y su pueblo fue salvado. Ella no abuso de este privilegio y la confianza que el rey ponía sobre ella, el testimonio de ser hija hebrea y de pertenecer al pueblo del único Dios, fue guardada por la actitud correcta y la sabiduría con que se condujo Ester.

¿Que es lo que quieres ver cambiar en tu vida, en tu matrimonio, en tu familia o en tu trabajo? Pensemos un poco acerca de que en el modo de pedir esta el dar. Recordemos la sabiduría de esta bella reina llevada a ese lugar solo para cumplir un propósito, salvar a un pueblo. Pero ella sabía que la mejor manera de pedir, traería su mejor resultado.


Bendiciones y hasta pronto.
Lic. Axayacatl Macedo Martínez.
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